lunes, 10 de junio de 2013

un poema para glorioso (1)

Tendría siete u ocho años
cuando mi padre me dijo
hay un tiempo para cada cosa.

Fue el resumen de la sabiduría
de vida que mi padre
me transmitió haciéndose
pasar por el eclesiastés.

Desde entonces guardó silencio
hasta el día de su muerte.

Es decir, la vida de mi padre
es la vida de un hombre gris
sentado plácidamente
sobre el tiempo, y además,
en silencio
como un buda de piedra

o algo semejante.

Vivir conforme
a la simpleza de los días
es la virtud
de muchos seres nobles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario